martes, 25 de junio de 2013
A PROPÓSITO DE LOS CONCURSOS DE ARQUITECTURA REALIZADOS ULTIMAMENTE EN EL PERÚ.
CUESTIONAMIENTOS
COLECTIVOS, JUNIO DE 2013.
En nuestra
plataforma se vienen seleccionando concursos para lograr una óptima difusión de
los mismos. No obstante, advertimos al público en general de las diversas
opiniones de muchos lectores que nos han hecho llegar sus reclamos por diversos
medios, los cuales -lamentablemente- resultan desalentadores en casos puntuales.
Entre los reclamos
más destacados resaltan las siguientes interrogantes y/o comentarios:
·
¿Por qué los premios son tan
bajos?
·
¿Por qué cobran para
participar?
·
¿Por qué discriminan a los
participantes por el año en que nacieron?
· Las Bases son contradictorias y/o no
dejan claras las pautas a seguir. Algunas condicionan el lugar de colegiatura y
genera suspicacias.
Nuestra opinión es
una más de tantas y cuestionable, es por ello que invitamos al debate en lo que
sea considerado por nuestros lectores. Todo ello con la finalidad de brindar
más herramientas que sirvan a resolver las dudas, incertidumbres o mal
entendidos en relación a los concursos de arquitectura que se vienen convocando
en nuestro país.
¿Por
qué los premios son tan bajos? Quizás las razones
son diversas y apreciamos un nicho mal explotado que utiliza el concurso de
modo lucrativo, quedando en segundo plano el objetivo por el cual se concursa.
A falta de concursos
públicos o privados debidamente estructurados, los estudiantes y profesionales
aprovechan los concursos que van
apareciendo para dar a conocer su capacidad y trayectoria profesional.
Finalmente, y sin estar de acuerdo con ello, el premio queda disminuido por las
ansias de lucro de la entidad que gestiona el concurso, desmereciendo el
trabajo y dando como excusa que todo ello acarrea costos que finalmente benefician al ganador, el cual tendrá un reconocimiento a nivel nacional.
Finalmente, y esto
si es de alarmarse, algunas bases de concursos colocan una serie clausulas
donde pueden declarar desierto el primer premio. O la otra modalidad es dividir
el concurso por etapas, donde se hace una primera selección y se le entrega un adelanto al seleccionado y luego se hace la selección final, donde también puede declararse desierto o
la premiación queda sujeta a las necesidades que puedan surgir en esos momentos,
quedando en riesgo el trabajo realizado por los participantes.
¿Por
qué cobran para participar? Tenía entendido que,
en algunos casos, la participación se cobra para cubrir los costos que genera
la misma convocatoria: Difusión y honorarios para el jurado, básicamente… así
como los sueldos de los que trabajan para lograr una óptima convocatoria. No
obstante, estos costos suelen ser cubiertos por la publicidad que gestiona las
empresas auspiciadoras. Auspicios que logran permitir un lucro a favor de la
entidad que realiza la convocatoria. Lamentablemente, esta proliferación de
concursos y la variable de lucro ha generado que los concursos tengan un costo
de participación y no satisfechos con ello abuzan generando diversas fechas de
inscripción: “Temprana”, “Tardía” son términos que suelen servir para
diferenciar los costos de inscripción. Todo ello aprovechando al máximo las
posibilidades de lucro que brinda este tipo de convocatorias, concursos y/o
eventos.
Finalmente, hay que
tener mucho cuidado con los concursos que aparecen repetidamente y con
publicidad abrumadora, aquellos que cobran por participante y además por
proyecto. Recuerden, si son convocados para un concurso, los fines que se
buscan cumplir son de interés de quien realiza la convocatoria, y sólo por eso
se podría justificar el reconocimiento de honorarios para cubrir los costos que
se generen en cada participación (se le debería pagar a los participantes, y
ello se suele hacer en concursos privados cuando son invitados arquitectos de
reconocida trayectoria).
¿Por
qué discriminan a los participantes por el año en que nacieron? Este
hecho si es muy cuestionable, además que evidencia un “minucioso estudio de
mercado” donde encuentran un rango de edades de mayor participación y se
dirigen a ellos para lograr aún más participantes. Dejando al descubierto una muy
posible verdad: no les interesa las propuestas arquitectónicas, les interesa la
cantidad de participantes, las inscripciones y el lucro que ello les pueda
permitir.
Las
Bases son contradictorias y/o no dejan claras las pautas a seguir. Algunas
condicionan el lugar de colegiatura y genera suspicacias.
A menos que el concurso tenga muchas variables y evidencie una gran
complejidad, cuando las bases no están bien armadas es preferible no participar,
evitando disgustos y contratiempos. Recientemente se publicaron un par de
concursos a nivel nacional que condicionaban al participante a cambiar su
colegiatura a la región donde se realizaba el concurso, hecho que genera dudas sobre
la gestión del mismo.
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