“La arquitectura moderna no es un estilo, sino una forma de vida”.
Marcel Breuer.

martes, 25 de junio de 2013

A PROPÓSITO DE LOS CONCURSOS DE ARQUITECTURA REALIZADOS ULTIMAMENTE EN EL PERÚ.

CUESTIONAMIENTOS COLECTIVOS, JUNIO DE 2013.





En nuestra plataforma se vienen seleccionando concursos para lograr una óptima difusión de los mismos. No obstante, advertimos al público en general de las diversas opiniones de muchos lectores que nos han hecho llegar sus reclamos por diversos medios, los cuales -lamentablemente- resultan desalentadores en casos puntuales.
Entre los reclamos más destacados resaltan las siguientes interrogantes y/o comentarios:
·        ¿Por qué los premios son tan bajos?
·        ¿Por qué cobran para participar?
·        ¿Por qué discriminan a los participantes por el año en que nacieron?
·       Las Bases son contradictorias y/o no dejan claras las pautas a seguir. Algunas condicionan el lugar de colegiatura y genera suspicacias.

Nuestra opinión es una más de tantas y cuestionable, es por ello que invitamos al debate en lo que sea considerado por nuestros lectores. Todo ello con la finalidad de brindar más herramientas que sirvan a resolver las dudas, incertidumbres o mal entendidos en relación a los concursos de arquitectura que se vienen convocando en nuestro país.

¿Por qué los premios son tan bajos? Quizás las razones son diversas y apreciamos un nicho mal explotado que utiliza el concurso de modo lucrativo, quedando en segundo plano el objetivo por el cual se concursa.
A falta de concursos públicos o privados debidamente estructurados, los estudiantes y profesionales aprovechan  los concursos que van apareciendo para dar a conocer su capacidad y trayectoria profesional. Finalmente, y sin estar de acuerdo con ello, el premio queda disminuido por las ansias de lucro de la entidad que gestiona el concurso, desmereciendo el trabajo y dando como excusa que todo ello acarrea costos que finalmente benefician al ganador, el cual tendrá un reconocimiento a nivel nacional.
Finalmente, y esto si es de alarmarse, algunas bases de concursos colocan una serie clausulas donde pueden declarar desierto el primer premio. O la otra modalidad es dividir el concurso por etapas, donde se hace una primera selección y se le entrega un adelanto al seleccionado y luego se hace la selección final, donde  también puede declararse desierto o la premiación queda sujeta a las necesidades que puedan surgir en esos momentos, quedando en riesgo el trabajo realizado por los participantes.

¿Por qué cobran para participar? Tenía entendido que, en algunos casos, la participación se cobra para cubrir los costos que genera la misma convocatoria: Difusión y honorarios para el jurado, básicamente… así como los sueldos de los que trabajan para lograr una óptima convocatoria. No obstante, estos costos suelen ser cubiertos por la publicidad que gestiona las empresas auspiciadoras. Auspicios que logran permitir un lucro a favor de la entidad que realiza la convocatoria. Lamentablemente, esta proliferación de concursos y la variable de lucro ha generado que los concursos tengan un costo de participación y no satisfechos con ello abuzan generando diversas fechas de inscripción: “Temprana”, “Tardía” son términos que suelen servir para diferenciar los costos de inscripción. Todo ello aprovechando al máximo las posibilidades de lucro que brinda este tipo de convocatorias, concursos y/o eventos.
Finalmente, hay que tener mucho cuidado con los concursos que aparecen repetidamente y con publicidad abrumadora, aquellos que cobran por participante y además por proyecto. Recuerden, si son convocados para un concurso, los fines que se buscan cumplir son de interés de quien realiza la convocatoria, y sólo por eso se podría justificar el reconocimiento de honorarios para cubrir los costos que se generen en cada participación (se le debería pagar a los participantes, y ello se suele hacer en concursos privados cuando son invitados arquitectos de reconocida trayectoria).

¿Por qué discriminan a los participantes por el año en que nacieron? Este hecho si es muy cuestionable, además que evidencia un “minucioso estudio de mercado” donde encuentran un rango de edades de mayor participación y se dirigen a ellos para lograr aún más participantes. Dejando al descubierto una muy posible verdad: no les interesa las propuestas arquitectónicas, les interesa la cantidad de participantes, las inscripciones y el lucro que ello les pueda permitir.


Las Bases son contradictorias y/o no dejan claras las pautas a seguir. Algunas condicionan el lugar de colegiatura y genera suspicacias. A menos que el concurso tenga muchas variables y evidencie una gran complejidad, cuando las bases no están bien armadas es preferible no participar, evitando disgustos y contratiempos. Recientemente se publicaron un par de concursos a nivel nacional que condicionaban al participante a cambiar su colegiatura a la región donde se realizaba el concurso, hecho que genera dudas sobre la gestión del mismo.



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