domingo, 24 de noviembre de 2013
CRÓNICA DE UN CONCURSO ANUNCIADO
Con motivo del concurso para la peatonalización de la Plaza de Armas de Arequipa y de las manzanas circundantes a ella, el colectivo Taller de Investigación Proyectual elaboró una “anti propuesta” que fue presentada al concurso. Compartimos con ustedes nuestras reflexiones y motivos que nos llevaron a ella.
No cabe duda, que los concursos arquitectónicos son buenos y motivadores sobretodo en un país –y ciudad- donde es muy frecuente que la obra pública sea resultado de amañadas licitaciones y encargos cuyos resultados nos dejan con obras públicas de pésima calidad técnica y proyectual, ajenas a los contextos urbanos y patrimoniales, y sobre todo, desvinculadas de procesos de participación ciudadana con proyección a futuro. Eso sí, son grandes inversiones económicas que dejan buenos dividendos para sus “gestores”.
La noticia del concurso para el área central de Arequipa, su plaza y alrededores, concitó nuestro interés y curiosidad debido a la relevancia histórica, simbólica, cultural y patrimonial del lugar designado para la intervención. Sin embargo, este interés nuestro, pronto se convirtió en una sensación contradictoria, llena de cuestionamientos a las pretensiones del concurso. Al analizar las bases, encontramos que los requisitos se limitaban a solicitar ideas sobre un posible tratamiento de los suelos de la plaza y algunas calles a su alrededor, mobiliario urbano, y la posibilidad de introducir la vegetación tan necesaria en esta zona. Los objetivos del concurso, sin embargo, tenían metas completamente desligadas a estos requisitos. Estos buscaban básicamente: Impulsar la rehabilitación urbana y revalorizar el patrimonio cultural de Arequipa; Fomentar la apropiación ciudadana del espacio público, y; Mejorar las condiciones ambientales del centro histórico. Quienes deseen revisar las bases del concurso aquí el link: http://www.programapd.pe/concursoarequipa/
Nos preguntamos: ¿la peatonalización está vinculada a un plan o estudio mayor, por ejemplo al plan de Gestión del Centro Histórico?; ¿es parte de un sistema integral, donde la movilidad urbana (vehicular y peatonal), la vivienda, los espacios y servicios públicos, el patrimonio edificado y el patrimonio inmaterial estén claramente articulados?; ¿por qué intervenir la plaza de armas, si esta cumple perfectamente su rol como espacio público, cívico y simbólico dentro de nuestra ciudad?; ¿existe realmente algún problema con la plaza de armas, y si fuera el caso, sería uno de los problemas mayores de nuestro Centro Histórico?
¿Y cuáles son los problemas de nuestro centro histórico entonces? ¿Será que sigue siendo el gran centro de la actividad comercial, de diversión y gestión de prácticamente toda la ciudad, y que esta situación centralista atrae una inmensa cantidad de personas que no tendría necesariamente que llegar al centro histórico?; ¿será que nuestro sistema de movilidad sigue necesitando cruzar el centro para ir de un extremo a otro de la ciudad?; ¿será que la densidad poblacional en el centro histórico es bajísima, y cada día sigue descendiendo, y con esto permitimos la instalación sin ningún tipo de regulación de cuanta actividad comercial, formal e informal aparezca?; ¿será que ante la falta de población residente que sustente lo cotidiano, lo patrimonial se desvanece?
Hemos vaciado de contenido el patrimonio edificado, hemos eliminado aquello que originó este patrimonio arquitectónico que hoy celebramos. Hemos mercantilizado la memoria, y ahora el único valor es el turístico. Y así hemos sesgado la visión, hemos maquillado las calles más representativas para atraer al turista y nos hemos olvidado de lo auténtico, no entendemos que más allá del circuito turístico existen necesidades y valores mucho mayores.
Surgían cada vez más interrogantes y cuestionamientos a un concurso y a unos requisitos que, nos parecía, no promovían la reflexión sobre aspectos fundamentales en la intervención arquitectónica y urbana, aspectos que no pasan por la impronta estética, por el ejercicio formal y el impacto mediático.
Necesitamos miradas menos sesgadas y restringidas, necesitamos ambiciones mayores para centrar nuestros esfuerzos en un accionar de conjunto, para entender al centro histórico como una gran complejidad compuesta de particularidades y poder enrumbarlo hacia el futuro, apoyado en la autenticidad de su patrimonio.
Es en este contexto que aparece el concurso, con objetivos importantísimos pero requisitos incomprensibles, como pidiendo a gritos seguir por el mismo camino.
Pues bien, si de revalorar el patrimonio cultural se trata, no podemos hacerlo si no existe una población que lo sustente. Ya que el área de actuación se recorta del tejido de la ciudad y se la aísla en una burbuja, pues entonces nos proponemos lograr, en esa porción de territorio, que los objetivos propuestos se cumplan.
Entonces la estrategia es muy simple:
-Repoblar
-Colocar servicios para esa nueva población
- Hacer del espacio abierto un lugar de encuentro amable para ese nuevo poblador.
- Brindar un sistema de transporte masivo
- Todo esto con un soporte arquitectónico histórico.
Es así que se plantean los sistemas de vivienda, servicios, espacios abiertos, transporte. Todo para crear el escenario de vida auténtica. Además, como el turismo es considerado como la base fundamental de sustento, hacemos que el turista se sienta cómodo y le ofrecemos las marcas y establecimientos que toda ciudad que se considere moderna y global merece. ¿Qué sucede con el resto del Centro Histórico? No interesa, pues no se ha tomado en cuenta en las bases del concurso. Es así que mientras la misma cantidad de vehículos, que seguirá llegando al centro, no pase por nuestra área de actuación, no causará mayor problema. Mientras las zonas degradadas estén fuera del alcance visual del turista, mejor nos verán a nivel internacional. Mientras sintamos que tenemos un puñado de edificios que mostrar al mundo, todo estará bien.
Luego de esta anti propuesta, extendemos la mirada y nos damos cuenta que el centro histórico tiene áreas muy interesantes donde verdaderamente necesitamos trabajar. Áreas de residencia, aunque muy pocas, aún existen, y la vida alrededor de ellas es más honesta. Son áreas degradadas en su mayoría pero son reflejo sin maquillaje de la vida que en ellas se da. Es ahí donde debemos concentrar nuestros esfuerzos para construir, a partir de la gente, nuevos afectos que cimentarán las bases de nuestro patrimonio. Revalorando aquel que nos precedió y creando uno nuevo y más rico para el futuro.
César Acurio / Luis Calatayud / Hernán Perochena / Omar Urday
Taller de Investigación Proyectual
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2 comentarios:
Parece que más tiempo tomó elaborar la presentación gráfica de la propuesta, que el proceso de planteamiento de la propuesta en sí.
Parece nomas...
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