“La arquitectura moderna no es un estilo, sino una forma de vida”.
Marcel Breuer.

jueves, 8 de marzo de 2012

LA INFLUENCIA DE FRANK LLOYD WRIGHT

Episodio 11
Colaboracion: Luis A. Kobata
Publicado: http://laboratorioarquitecturaperu.blogspot.com/


“…

Frank Lloyd Wright pertenece a una generación, en cierto sentido de la palabra sacrificada. Cuando empezó a construir, todo parecía prometerle un éxito comercial; erigió más casas él durante el primer periodo de su carrera, que cualquiera de sus predecesores europeos; pero construyó solamente para una clientela privada. No es que sus casas – todas erigidas en el Oeste Medio y en el Oeste – posean caracteres estrictamente locales dentro de los límites de la región y de los gustos y exigencias de cada cliente: como cualquier obra de arte, representan algo que supera todos los vínculos del lugar y de la propiedad personal. Pero no han tenido influencia alguna en el país; no han llegado a ser un verdadero impulso creador.

Ello se explica por el hecho de que Wright comenzó a trabajar en el preciso momento en que la arquitectura americana se hallaba minada por la más peligrosa reacción aparecida desde los tiempos de su origen. La moda clasicista y gótica que en aquellos años desbarató los fundamentos de la arquitectura americana no tenía, naturalmente, nada de común con la tradición. Aquélla no representaba más que el hecho de proporcionar un sostén artificial a individuos de escasa sensibilidad emotiva. Detrás del escenario de sus casas – una miniatura de Versalles, una villa toscana o un castillo medieval - o sus rascacielos en formas góticas consagradas, aquella gente tuvieron la posibilidad de saber disimular su propia e íntima inseguridad. Todo ellos tuvo deplorables consecuencias para vivir de su profesión tenía que avenirse a seguir los dictados de la moda o renunciar por entero a proseguir en su empeño.

Durante el predominio de las imitaciones clásicas y góticas, que fue cada vez más potente entre los años de 1910 y 1925, Wright y Luis Sullivan tuvieron que vivir casi como si fueran expatriados en su propio país. En el último año de su vida, según me ha revelado un anciano arquitecto de Chicago, Sullivan recibía ayuda económica mensualmente por parte de algunos colegas. Y Wright, en 1940 hablando en su exposición, en Boston, resumió lo que vinimos explicando al pronunciar esta sencilla exclamación: “! Ellos mataron a Sullivan, y casi me mataron a mi!”.

En este periodo él y Sullivan se convirtieron, ante los ojos de sus contemporáneos, como los campeones de una causa perdida. Pero en realidad no fueron ellos quienes perdieron; fue el país, y no Wright, quien salió derrotado y tuvo luego que rectificar. En aquel tiempo, cuando Europa estaba empezando a moralizar los medios arquitectónicos, cuando la exigencia de una sinceridad aparecía en la arquitectura, América no se hallaba en condiciones de advertir lo que estaba ocurriendo en el extranjero. Su situación era similar a la del que se hallara ante un aparato de radio cerrado. Aun hoy se dejan sentir sus efectos.

La base de la obra de Wright es un robusto trípode: la tradición americana, su tendencia a lo orgánico y su capacidad para hallar un lenguaje artístico adecuado a su propio tiempo. Cuando, en 1910, apareció en Berlín la publicación definitiva de su arquitectura, aquel cambio se había operado ya. A los cuarenta años Wright había realizado una obra lo suficientemente grande e influyente para que su lugar en la historia quedara asegurado. Lo que podemos recoger y observar con respecto a su directa influencia, suele ser superficial, y conduce a una cierta confusión. Quienquiera que haya intentado imitarle o seguirle tan sólo, sea en América o en Europa no ha hecho más que desfigurar su obra e interpretar mal su verdadero espíritu. Mucho más importante, quizá, que la influencia directa de Wright es el significado que ella adquiere como guía, como una señal indicadora de las nuevas direcciones, porque con respecto a su obra no es posible encontrar en Europa un equivalente entre 1900 y 1910.

Después de 1910 las mejores inteligencias de Europa comenzaron a comprender lo que Wright había realizado en América. Un hombre destacado. H. P. Berlage, dio a conocer la obra de Wright extensamente en Europa, a través de sus exposiciones y conferencias. Con su autoridad moral, Berlage proporcionó, a la sucesiva generación holandesa, un estímulo para llevar a cabo su propio desarrollo. Los Holandeses eran los mejor preparados para aprovecharse de este impulso. Desde este punto de vista nosotros no pensamos ahora tanto en la obra de Dudok, en Hilversum, que en torno al 1920 obtuvo un gran éxito con sus edificios no exentos de cierta retórica, sino en la de un arquitecto tan sensible e inteligente como Roberto van t’Hoff, que construyó dos macizas casas en hormigón armado en Huisterheide, en 1914 – 15. Estas casas, las únicas que van t’Hoff había construido, fueron un directo reflejo de las ideas de Wright. Aunque quedaron solas y aisladas en Europa, no obstante ejercieron allí una función purificadora. Fueron dadas a conocer a la vanguardia europea, en 1919, por un artículo de Teodoro van Doesburg, en su revista De Stijl.

En las primeras obras de algunos arquitectos holandeses, y también en varios proyectos de J. J. Oud, fue sin duda el estímulo que encontraron en la obra de Wright lo que les ayudó a allanar el camino para llegar a realizar algo verdaderamente propio. Pero sería absolutamente superficial e ilusorio pretender demostrar la influencia específica que sobre ellos ejerció, valiéndose de grabados y modelos en que aparecieran ciertos proyectos similares. Porque han sido otros elementos en la arquitectura europea los que formaron su particular carácter. No, la real influencia de Wright, su gran y educadora influencia, no puede darse a conocer en unas pocas fotografías. Su verdadera influencia es la de sus métodos e ideas, tal como se reflejan en su obra. Veremos luego como el movimiento europeo, puesto en contacto con la concepción del espacio, de Wright, se desarrolló y transformó en las obras de sus más destacadas figuras."


Villa Henny - Arq. Roberto van t’Hoff / 1914 - 1915


Fuente:
Sigfried Giedion , Espacio Tiempo y Arquitectura - 3era Edición. Editorial Científico – Medica, Barcelona

Fotografía: http://www.limitemagazine.com

1 comentario:

Fernando Freire Forga dijo...

thank you very much for visiting the blog and your comments are welcome.