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domingo, 23 de marzo de 2014

IMAGINACIÓN AL PODER

Artículo sobre la necesidad de calidad espacial en la vivienda multifamiliar peruana (PODER febrero 2013)


Interesante artículo de nuestra amiga Patricia Ciriani, reconocida Historiadora de Arte y Arquitectura.

Aprovecho este artículo para recalcar que el crecimiento de la ciudad y los buenos resultados que podamos obtener es tarea de todos.

Hay varias taras o síndromes urbanos que vamos experimentando con el crecimiento demográfico y la demanda por departamentos en nuestras ciudades. Entre los defectos más resaltantes se encuentra la inexistencia de un adecuado Plan Urbano General, que regule este crecimiento y tenga los sustentos adecuados para asegurar un óptimo futuro en nuestras urbes.

Recuerdo, en una charla, al arquitecto Enrique Ciriani explicar que si bien los lotes se habían dimensionado para viviendas unifamiliares, el hecho de construir ahí mismo un edificio multifamiliar era un grave error. Y obviamente, las instalaciones colapsan, las vías se ven obstruidas por un tráfico vehicular incontrolable y en constante aumento, y todo ello evidencia la mala praxis urbana que vivimos o simplemente la falta de ella. 

Si bien contamos con arquitectos ávidos en relación al diseño contemporáneo, no contamos con los recursos para asegurar un buen crecimiento urbano.

Fernando Freire, arquitecto.



Las Dalias. Edificio de ocho pisos que Barclay, Crousse y Gonzales Moix erigen en Miraflores.

IMAGINACIÓN AL PODER

Patricia Ciriani Espejo
Historiadora del arte y de la arquitectura
Revista PODER (Lima, Perú)
Febrero 2013, pág. 100-102.

¿Qué tiene y qué le falta a la vivienda colectiva para convertir a Lima en una metrópoli a escala humana?
El Informe de coyuntura inmobiliaria de la consultora Tinsa Perú indica que en el 2012 se vendieron 23.743 viviendas en Lima, y este año se espera un crecimiento de 8%; es decir, se venderían 26.000 departamentos. Así, se habla mucho de la vivienda peruana en términos de metros cuadrados construidos, pero poco o nada se dice de la mediocre calidad espacial de las decenas de edificios que van conformando esta Lima de nueve millones de habitantes, entre Carabayllo y Chorrillos, Cañete y Ancón. ¿Qué factores determinan la calidad arquitectónica de edificios construidos con la urgencia y euforia delboom inmobiliario?

En una ciudad como Lima, donde el clima es templado y relativamente constante a lo largo del año, la construcción de edificios se ahorra lo que tanto cuesta en los países nórdicos: aislamiento térmico, calefacción, impermeabilidad. Hay un solo tipo de concreto que todos usan, y la acústica no se toma en cuenta, independientemente de cuál sea el presupuesto de la obra. Entonces, ¿dónde se marca la diferencia entre una arquitectura barata y una cara? ¿Entre la vivienda social para sectores B o C, y la de los grupos socioeconómicos A y AB*?
Primero, obviamente, la ubicación. El malecón, tan despreciado hace veinticinco años,ahora se ve erizado por decenas de edificios altos que rentabilizan la vista al mar de los departamentos más exclusivos. En el caso del Malecón Balta, observamos la organización muy racional del espacio de la torre del arquitecto Óscar Borasino (ver planta tipo, imagen 3).
Pero el estatus socioeconómico de un barrio no implica necesariamente calidad arquitectónica. En un distrito acomodado como Miraflores, se puede ver a una exitosa diseñadora de moda vivir en la planta baja de un edificio muy caro dela calle General Iglesias, con el dormitorio secundario orientado hacia los humos y ruidos del estacionamiento. Lo mismo ocurre en un edificio en el malecón de Chorrillos o en las torres frente al Golf de San Isidro, que pueden mostrar sus tripas en las calles transversales sin que a nadie le moleste. Esa es la ciudad que heredamos; nos queda entender la que queremos legar a las futuras generaciones.

La fachada sí paga
La distribución del espacio es una de las instancias de distinción de la arquitectura. La lección de la modernidad es que el lujo reside en las dilataciones y compresiones verticales y horizontales, y en el placer de desplazarse en el piso que uno ocupa: eso que Le Corbusier llamaba la promenade architecturale. En Lima, en cambio, el espacio libre no es valorado per se. La modernidad parece haber sido expulsada de los complejos multifamiliares: fuera planta libre, recorridos fluidos y espacios abiertos, adiós flexibilidad de usos. Hoy, un departamento en Lima no se califica por su riqueza espacial interior, su distribución racionalista, la maleabilidad de sus recorridos ni la amplitud vertical de sus espacios, sino por la fineza y riqueza de sus acabados, como pisos de mármol blanco o fachadas de vidrios serigrafiados.
Mario Lara, ahora en plena construcción de 3.500 casas de interés social en Ica, explica cómo, desde los años ochenta, se han venido rebajando las alturas máximas autorizadas por ordenanza municipal en Lima. Antes, la altura de los edificios estaba regulada por el ancho de la calle y el retiro obligatorio.Progresivamente, al interior de las viviendas se fueron imponiendo el modelo norteamericano de ocho pies (2,40 metros aprox.) de altura de suelo a techo, y la altura de las puertas a siete pies (2,10 metros). Pero eran costumbres que no impedían a un promotor ofrecer espacios más lujosos para una clientela deseosa de espacialidades originales como dobles alturas, por ejemplo. Ahora, Lara, que construyó la mayor parte de su obra en San Isidro, ya no puede ofrecer al distrito el lujo espacial al que estaba acostumbrado. La normativa de tener un máximo de 3 metros de suelo a suelo por cada piso de vivienda surgió en la municipalidad de Santiago de Surco y progresivamente influenció a San Isidro y demás distritos hasta convencer a la Municipalidad Metropolitana de Lima de imponerla en el Reglamento Nacional de Edificaciones (RNE) en el 2006.
A pesar de estas restricciones, algunos arquitectos como Sandra Barclay y Jean-Pierre Crousse ­–formados en París y Milán– apuestan por tipologías variadas, dúplex y lofts con dobles alturas como se nota en el edificio de ocho pisos que la pareja está construyendo en la calle Las Dalias, en Miraflores (ver imagen 2), junto con Oscar Gonzales Moix.
Otro signo de distinción es el ancho de los muros portantes que varían entre 15 y 25 centímetros dependiendo de los presupuestos de construcción. Ello ayudaría a aislar acústica y térmicamente los departamentos si se revistieran de una capa protectora. Pero ese no es el caso. Ahí nos damos cuenta que las técnicas de construcción son básicamente las mismas, al margen del costo.
La gran altura de un edificio condiciona también su estructura y, por ende, la flexibilidad de los espacios distribuidos. En el conjunto de torres Golf Millenium, dibujado en frente del Golf de San Isidro por Guillermo Málaga, Óscar Borasino y Ruth Alvarado, las drásticas normas antisísmicas volvieron rígidas las plantas que presentan largos pasadizos de distribución (ver planta tipo, imagen 4) y una altura de 2,56 metros bajo techo.

¿Falta de espacio o de genio?
En un esfuerzo para renovar las tipologías de las viviendas de bajo costo, la entidad financiera MiVivienda –que canaliza recursos para facilitar préstamos hipotecarios desde el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento– lanza este mes de febrero un concurso nacional de prototipos de vivienda social. Su intención es incrementar el banco de proyectos de los municipios distritales a nivel nacional, lo cual podría implicar que no tendría valor ejecutivo. “Los prototipos seleccionados permitirán estandarizar los proyectos de vivienda social, mejorar su proceso autoconstructivo y motivar a la comunidad constructora e inmobiliaria a implementar nuevos proyectos de vivienda social”, señalan en una nota de prensa. Los arquitectos que saben leer entre líneas entienden que los premios no serán vinculantes con la realización de sus propuestas, ni podrán asegurar la fiel adaptación de los planos a la realidad del terreno.
Como bien dice el arquitecto Crousse, un determinante del precio de la construcción es la luz entre dos paredes portantes. Cuanto más distancia hay entre la estructura, más flexibilidad tiene el espacio y más libertad se deja al arquitecto en cada planta para diferenciar los ambientes de acuerdo al gusto del cliente. No hay que olvidar que la arquitectura está al servicio de quienes la habitan, y no de quienes la construyen.
De ahí que, cuanto menos espacio haya de un punto estructural a otro, mayor sensación de jaula y repetitividad emana de los espacios interiores. Tres metros suele ser la distancia entre dos paredes de una vivienda multifamiliar de carácter social, medida que no es imposible de trabajar en dilataciones espaciales. Basta recordar que las Unidades de Habitación del visionario arquitecto Le Corbusier –hace ya sesenta años, cuando Francia se reconstruía bajo lemas funcionalistas– usaba medidas de 3,66 metros de ancho para crear dilataciones verticales con dobles alturas. Lo que falta son propuestas inventivas, que podrían generarse mediante concursos o la fabricación de prototipos a la manera de las 1.800 unidades de vivienda individual de alta densidad del Concurso Internacional Proyecto Experimental de Vivienda PREVI de 1969 que los urbanistas del mundo entero envidian de Lima y que inspiró un complejo de doscientas viviendas en Bogotá. Recordar ese gran momento de la arquitectura peruana es evocar que las invenciones tipológicas son fuentes de nuevos modelos de ciudad.
¿Porqué lo que se inventó en Lima no dio frutos en Lima? En los tiempos que corren, la proliferación de casas unifamiliares autoconstruidas sin planeamiento urbanístico demostró sus limitaciones y ahora se aboga, en cambio, por edificios altos creando densidad vertical en diferentes polos céntricos de la aglomeración. Por otro lado, el crecimiento económico se anuncia duradero para al menos cinco años más. Entonces, ¿no sería momento de retomar aquella iniciativa? Más concursos, más prototipos, más libertad para la creación arquitectónica y consecuentemente, un mejor diseño urbanístico. Sólo ello garantizará que Lima tenga no sólo una apariencia moderna sino que sea una gran capital con presente pero también con futuro.

*NSE A: La oferta inmobiliaria disponible en este segmento es de un valor promedio ponderado de S/. 937.869 por unidad inmobiliaria, un valor promedio de S/. 5,412/m2 y un área promedio de 173,2m2.
NSE AB: La oferta inmobiliaria disponible en este segmento es de un valor promedio ponderado de S/. 469.116 por unidad inmobiliaria, un valor promedio de S/. 4.365/m2 y un área promedio de 107,4 m2.
NSE B: La oferta inmobiliaria disponible en este segmento es de un valor promedio ponderado de S/. 207.182 por unidad inmobiliaria, un valor promedio de S/. 2.896/m2 y un área promedio de 71,5 m2.
NSE C: La oferta inmobiliaria disponible en este segmento es de un valor promedio ponderado de S/. 106.964 por unidad inmobiliaria, un valor promedio de S/. 1.859/m2 y un área promedio de 57,5 m2.
(Fuente: INCON Tinsa Perú SAC, 4º trimestre 2012).

1. Golf Millenium. En este conjunto de torres, dibujado por Málaga, Borasino y Alvarado, las drásticas normas antisísmicas derivaron en largos pasadizos y una altura de 2,56 metros bajo techo. 
© Foto Julio Ku.
1. Golf Millenium. En este conjunto de torres, dibujado por Málaga, Borasino y Alvarado, las drásticas normas antisísmicas derivaron en largos pasadizos y una altura de 2,56 metros bajo techo. © Foto Julio Ku.

2. Las Dalias. Edificio de ocho pisos que Barclay, Crousse y Gonzales Moix erigen en Miraflores.
2. Las Dalias. Edificio de ocho pisos que Barclay, Crousse y Gonzales Moix erigen en Miraflores.



3. Planta típica Malecón Balta © Arq Óscar Borasino

4. Planta típica Edificio Golf Millenium © Arq Málaga & Borasino & Alvarado





5. PREVI. Edificio del arquitecto inglés James Stirling, foto del 1985 © The Architectural Review.
5. PREVI. Edificio del arquitecto inglés James Stirling, foto del 1985 © The Architectural Review.
6. PREVI. Edificios de los arquitectos japoneses Maki y Kurokawa, foto del 1985 © The Architectural Review.
6. PREVI. Edificios de los arquitectos japoneses Maki y Kurokawa, foto del 1985 © The Architectural Review.

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